Los niños tienden a desobedecer a sus padres con cierta frecuencia. Los especialistas señalan que usar el castigo físico o emocional es contraproducente para los niños, porque daña su autoestima, produce tensión y por el contrario afianza las conductas negativas del niño.
Es necesario entender que los padres deben aprender a educar sin recurrir a la agresión, de tal forma que logren ejercer una verdadera autoridad para fomentar una buena relación y comprensión con los hijos.